Avenida de la Industria, 22, El Viso de San Juan, Toledo
Un residuo se considera peligroso cuando presenta unas características de peligrosidad. Estas características hacen que sea necesario someterlo a un cierto control para evitar daños en la salud o en el medioambiente, especialmente en los procesos de producción y gestión. La Ley 22/2011 de residuos y suelos contaminados define un residuo peligroso como aquel “que presenta una o varias de las características peligrosas enumeradas en el anexo III”. Dichas características peligrosas que hacen que un residuo se considere como tal son, entre otras:
Los residuos peligrosos se generan a través de la actividad industrial, agropecuaria, química, de servicios o, incluso, mediante actividades domésticas. Esto provoca que haya una amplia variedad de residuos peligrosos. Dentro de la actividad industrial, nos centraremos en aquellos residuos de carácter peligroso que han sido, y son, generados por la construcción y demolición. Las razones de ello son varias:
Asimismo, la Unión Europea comenzó a clasificar los residuos en peligrosos y no peligrosos en el año 1992. Fue entonces cuando se creó el Catálogo Europeo de Residuos (CER), en el cual se crea una lista con 16 categorías a las que pertenecen todos los tipos de residuos. Paralelamente, se creó la Lista Europea de Residuos (LER) en la cual se asigna un código a cada residuo para facilitar su identificación entre países diferentes, es decir, un código internacional.
En el sector de la construcción, uno de los residuos peligrosos más comunes lo constituyen aquellos materiales con amianto (tuberías y depósitos de fibrocemento, tejados de Uralita…). Este material lleva prohibido en España desde 2002 debido a lo dañina que supone la inhalación de las fibras que lo componen. Sus características y su bajo coste hicieron que fuese altamente utilizado en la construcción de viviendas y edificios públicos, en el material ferroviario o, también, en la fabricación de barcos.
A pesar de que fuese prohibido, el amianto sigue estando presente en estas instalaciones, por lo que la exposición a este material se ha minimizado, pero no se ha eliminado. Es por ello que una correcta gestión de el amianto, al igual que con el resto de residuos peligrosos, es primordial para evitar daños a la salud y al medioambiente.