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Al igual que ha ocurrido en España a raíz de la COVID-19, en el resto de la Unión Europea la salud se ha convertido en una prioridad para todos. Por ello, la eliminación del llamado ‘asesino silencioso’ o amianto se encuentra en boca de todos, tanto por el peligro que ha supuesto y sigue suponiendo para la salud como el que supone para el medioambiente.
El camino hacia la eliminación de este peligroso material se inició con la Resolución del Parlamento Europeo, de 14 de marzo de 2013. Posteriormente, en 2015, el Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre Erradicar el amianto en la UE (2015/C 251/03) incitó a la Comisión Europea y a los Estados miembros a desarrollar planes de acción para llevar a cabo la eliminación segura de este material. Este último tiene como objetivo erradicar todo el amianto de la UE teniendo como fecha tope al año 2032, siendo la primera fecha límite en 2028 para aquellos centros públicos o de uso masivo, y 2032 para el resto de infraestructuras.
Hasta la publicación de tal Dictamen, tan solo Polonia había establecido un plan de acción con respaldo financiero de la UE para eliminar todas las fuentes de amianto existentes. Este respaldo financiero está estimado en 10.000 millones de euros para conseguir eliminar todo el amianto del país antes de 2030. Además, este país fue mencionado y puesto como ejemplo en la ya mencionada Resolución del Parlamento Europeo, de 14 de marzo de 2013.
El motivo por el que Polonia ha sido un país pionero en la retirada de amianto reside en que, entre los antiguos países del bloque soviético, esta sufrió una completa reconstrucción al finalizar la Segunda Guerra Mundial, especialmente en los años 70 y 90, décadas en las que el amianto fue excesivamente comercializado, hasta que en 1997 se prohibió dicho material.
Por ejemplo, encontramos ciertas regiones de Polonia, como Lublin, en las que hasta el 90% de las cubiertas son de fibrocemento. Además, se estima que la cantidad de productos con fibrocemento por persona es, de media, de 202kg/persona, oscilando en función de la región entre los 423 kg y los 100 kg por persona.
Por su parte, en Lituania también se ha llevado a cabo a partir de 2012 un programa de sustitución de tejados de fibrocemento en pequeños municipios organizado por el Ministerio de Agricultura, el cual cuenta con una subvención pública, tanto del gobierno lituano, como de la Unión Europea. Estos dos países, Polonia y Lituania, son pioneros en estos procesos de desamiantado en la UE actualmente, a pesar de que el plan de acción de la primera parezca ser más completo.
En Reino Unido, aunque actualmente no forme parte de la UE, encontramos, también, una campaña para erradicar el amianto en todas las escuelas. Una de las razones por las que fue puesta en marcha esta campaña es debido al aumento de la tasa de mesoteliomas entre los profesores del Reino Unido.
En resumen, encontramos que, a pesar de que el uso del amianto haya sido prohibido en la Unión Europea, este sigue estando presente en distintas instalaciones y objetos. Al finalizar la vida útil de este material, el riesgo que supone la exposición a él sigue siendo muy alto. Por tanto, lo que necesitan aquellos países que lo han prohibido son planes de acción para retirar de manera masiva y correcta todo el amianto que siga estando presente en las vidas de los ciudadanos.