Avenida de la Industria, 22, El Viso de San Juan, Toledo

Planta Lola

Gestor de residuos

La obsolescencia programada

La obsolescencia programada se puede definir como la capacidad de crear productos con una vida útil estimada preestablecida de manera que el producto se vuelva viejo, no funcional o inútil.

Esta praxis puede considerarse como propulsora de nuestra sociedad de consumo. Dominada por una economía de crecimiento cuya finalidad es crecer sin límites y no simplemente por satisfacer las necesidades de quienes consumen. Si la población no consume, la economía no crece.

Se estima que la obsolescencia programada surgió al mismo tiempo que la producción en masa. Con la revolución industrial, los productos resultaban mucho mas baratos para los consumidores, pero la gente no podía seguir el ritmo de la producción. De esta manera, en los años 20, los fabricantes empezaron a acortar la vida de los productos para aumentar las ventas.

El inicio de la obsolescencia programada

El primer producto al que se aplicó la obsolescencia programada fue la bombilla.

En 1924, en Ginebra, se creó el cártel Phoebus. Este era el primer cártel mundial para controlar la producción de bombillas, y así repartirse el mercado mundial de este producto. Este incluía a los principales fabricante de bombillas de Europa, Estados Unidos, Asia y África: Osram, Philips y General Electric, entre otras empresas. El objetivo era intercambiar patentes para controlar la producción y, sobre todo, controlar al consumidor. Querían que la gente comprara bombillas con regularidad. Si las bombillas duraban mucho, eso era una desventaja económica. De esta manera, Phoebus pensó en limitar la vida de las bombillas a 1.000 horas.

En 1925 se creó el “Comité de las 1.000 Horas de Vida” para reducir técnicamente la vida útil de las bombillas. Presionados por el cártel, los fabricantes realizaron experimentos para crear una bombilla más frágil que cumpliera con la nueva norma de las 1.000 horas. La fabricación estaba rigurosamente controlada para asegurarse de que se cumplía la norma. Los productores eran severamente multados si se desviaban de los objetivos marcados, estableciendo una escala de castigos económicos. A medida que la obsolescencia programada surtía efecto, la vida útil empezó a caer. En sólo 2 años pasó de 2.500 horas a menos de 1.500. Más tarde, en los años 40, el cártel ya había conseguido su objetivo: una bombilla estándar con una duración de 1.000 horas.

La primera vez que el concepto de obsolescencia programada apareció por escrito fue como propuesta para sacar a EEUU de la crisis de Wall Street de 1929, que llevó a Estados Unidos a una profunda recesión económica. La idea era fijar una fecha de caducidad forzada, obligando a los consumidores a cambiar de producto, con el objetivo era reavivar el consumo; sin embargo, esta idea nunca se puso en práctica.

DEMANDA CONTRA LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

En 1942 el cártel salió a la luz y el gobierno americano demandó a General Electric y otros fabricantes, acusándolos de competencia desleal y de reducir la vida útil de las bombillas intencionadamente. En 1953 se dictó sentencia, prohibiendo a los fabricantes limitar la vida útil de las bombillas. Sin embargo, en la práctica, la sentencia tuvo poco efecto y las bombillas continuaron durando 1.000 horas.

En los años 50 la obsolescencia programada resurgió, pero la idea no era obligar al consumidor, sino seducirle a tener algo un poco más nuevo y mejor antes de lo necesario con el objetivo de obtener felicidad a través del consumo ilimitado. Esto sentaría las bases de la sociedad de consumo actual. Esto impacta gravemente en el medio ambiente ya que un crecimiento ilimitado del consumo no es compatible con nuestro planeta, que cuenta con recursos limitados.

Según datos de 2004, sólo el 3,5% de los aparatos de menos de cinco años de vida fue sustituido tras sufrir una avería; en 2012, ya eran el 8,3% y en 2018 esta cifra se encontraba por encima del 15%. Además, se estima que el 30% de los aparatos alemanes que fueron reemplazados en el año 2012 por uno nuevo funcionaban perfectamente.

Por último, está estimado que la vida media actual de un electrodoméstico es de 11 años.

La obsolescencia programada
Scroll hacia arriba