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Los microplásticos son fragmentos de plástico muy pequeños, de diámetro inferior a 5 milímetros, que se encuentran en el medio ambiente. Los microplásticos pueden ser de dos tipos:
Microplásticos primarios: son fabricados específicamente de ese tamaño para ser utilizados en la industria cosmética. Estas microesferas se incorporan a la pasta dental, limpiadores faciales y geles de ducha con la finalidad de favorecer la exfoliación.
Microplásticos secundarios: provienen de la rotura, degradación o desintegración de elementos mayores.
El abandono de plásticos en el medio natural provoca que estos se enfrenten a condiciones ambientales extremas (contraste de temperatura, radiación ultravioleta, condiciones de humedad/sequedad), que aceleran su degradación y disgregación. El viento y la lluvia son vectores de desplazamiento de estas partículas, que pueden transportarse por el aire largas distancias y caer del cielo con la lluvia acabando en los ríos y, finalmente, en el mar.
Los microplásticos que llegan a los océanos tienen diferente procedencia:
Textiles sintéticos: el lavado de ropa sintética libera microfibras que no pueden ser eliminadas en las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Neumáticos: Los coches emiten más de 20 gramos de polvo de neumático por cada 100 kilómetros.
Pinturas: Se estima que la pintura de barcos, casas y carreteras contribuye a más del 10% de la contaminación por microplásticos de los océanos.
Microesferas: presentes en productos cosméticos y de cuidado personal.
Microplásticos secundarios: procedentes de la degradación en pequeñas partículas de materiales plásticos de mayor tamaño, como botellas, bolsas, envases de comida, etc.
En los océanos, estos microplásticos son consumidos por organismos del primer nivel trófico, como el fitoplancton y zooplancton. Estos organismos sirven de alimento a otros animales del nivel trófico superior, pasando así los microplásticos a través de la cadena trófica. Este paso a través de la cadena trófica genera, además, un proceso de biomagnificación, por el cual los depredadores que están en el nivel más alto de la cadena trófica tienen una concentración del contaminante en su organismo más alta que la que tienen sus presas.
El problema que genera en los organismos la ingestión de microplásticos es que puede afectar al consumo de presas, ya que cuando los organismos ingieren microplásticos, éstos ocupan espacio en el intestino y el sistema digestivo, lo que provoca reducciones en las señales de alimentación. Esta sensación de saciedad puede reducir la ingesta dietética lo que lleva al agotamiento de la energía, la inhibición del crecimiento e impactos en la fertilidad.
Los microplásticos en el medio marino actúan, además, como una esponja para químicos tóxicos, como los bifenilos policlorados (PCB) y el dicloro- difeniltricloroetano (DDT) que estén presentes en el agua de mar.
Actualmente, ya se han encontrado partículas de microplásticos en productos de consumo humano como la sal de cocina, las sardinas, el agua potable, la cerveza, los crustáceos, los mejillones o las ostras. Sin embargo, se desconocen los niveles de ingestión de microplásticos, cómo interactúan estas partículas en el cuerpo humano y el impacto que los microplásticos pueden tener en la salud humana.