Avenida de la Industria, 22, El Viso de San Juan, Toledo
El suelo puede definirse como la capa superficial que cubre la Tierra, compuesta por partículas minerales, materia orgánica y organismos vivos.
El suelo es la zona de la Tierra donde interaccionan la atmósfera, la hidrosfera y la biosfera. En comparación con la litosfera en su conjunto, el suelo es una capa extremadamente delgada, “la piel de la Tierra”.
Los suelos se forman a partir de la disgregación de la roca madre durante importantes periodos de tiempo, requiriendo de 100 a 1.000 años para la formación de 1 cm de suelo y de muy poco tiempo para su degradación o pérdida. Por ello, el suelo es considerado como un recurso natural no renovable a escala humana.
El suelo es la base de todos los ecosistemas terrestres, brindándonos servicios ecosistémicos que permiten la vida en la Tierra:
Regulación del clima
Regulación de inundaciones
Fuente de productos farmacéuticos y recursos genéticos
Producción de alimentos, fibras y combustibles
Proporciona agua, nutrientes y soporte físico para plantas y otros organismos
Almacena materia orgánica, minerales y compuestos químicos, siendo el mayor almacén de carbono del mundo (1.500 Gigatoneladas)
Es una gran reserva de agua potable (acumula más del 40% del agua dulce del planeta) y actúa de filtro para el agua subterránea
Es hábitat de gran cantidad de organismos vivos
Realiza funciones ecológicas esenciales en apoyo de la biodiversidad
Es elemento del paisaje y soporte de actividades humanas y del patrimonio cultural
Nos suministra materiales de construcción
A pesar de su importancia, el suelo no ha recibido la atención necesaria en cuanto a su uso y gestión, ya que era considerado un recurso infinito. Como consecuencia de esta falta de protección, se estima que el 33% del suelo mundial está degradado, entendiéndose como tal, según la FAO, “un cambio en la salud del suelo resultando en una disminución de la capacidad del ecosistema para producir bienes o prestar servicios para sus beneficiarios”.
Los impulsores de esta degradación son:
Cambio climático
Deforestación
Sobrepastoreo
Prácticas agrícolas y sobreexplotación de la cubierta vegetal
Actividades industriales
Crecimiento demográfico
Expansión de ciudades y aumento de infraestructuras
Conflictos y guerras
Manejo insostenible del suelo
Contaminación y eliminación de residuos
Se estima que la erosión del suelo en la Unión Europea afecta a un 7,2% del total de las zonas agrícolas, provocando pérdidas en la producción de cultivos valoradas en 1,25 billones de euros.
La degradación de los suelos tiene múltiples consecuencias, tanto a nivel social como medioambiental:
El uso sostenible del suelo es necesario para cubrir las necesidades futuras de la población y la conservación del medioambiente.