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La Agenda 2030 fue aprobada en 2015 por todos los países que conforman Naciones Unidas. Se considera como el plan de acción más ambicioso jamás realizado con el propósito de beneficiar tanto a las personas, como al planeta y a la prosperidad. La Agenda 2030 está compuesta por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales persiguen, a su vez, un total de 169 metas. Para alcanzarlas no se requiere únicamente la acción de las entidades gubernamentales. Sino que hay otros actores con influencia como lo son los ciudadanos, los políticos y, por primera vez, las empresas.
Tras poco más de cinco años después de su aprobación, todavía queda mucho por conseguir en materia de los ODS. En 2020 se elaboró el Informe de Progreso, realizado por las Naciones Unidas. Este informe constata los avances que se han obtenido en dicho periodo, lo cual se resume en que los Objetivos siguen siendo desiguales. Asimismo, en él se identifican las áreas en las que más mejoras significativas hay que realizar aún. Por el contrario, las áreas en las que más avances se han conseguido encontramos la disminución de la pobreza mundial, el descenso de las tasas de mortalidad materna e infantil, o la elaboración de más políticas de desarrollo sostenible, entre otras.
No obstante, se debe tener en cuenta que la pandemia de la COVID-19 está perjudicando que se avance en cuanto a los ODS se refiere. Aquellos países menos adelantados o en vías de desarrollo están siendo fuertemente golpeados por el coronavirus. La fragilidad de sus sistemas de salud, la limitación de sus recursos financieros o la dependencia del comercio internacional, son algunas de las causas por las que esta pandemia está arrasando con ellos, principalmente.
El rol que se asigna en este aspecto al sector empresarial es “en la generación de empleo de calidad, estable y con derechos, pero también, en la transición ecológica justa, en la transformación del modelo de consumo y producción hacia otro más sostenible, en el fortalecimiento e impulso de la innovación o en la promoción de la igualdad de género y la reducción de la brecha salarial”. Asimismo, son las pymes aquellas que tienen un mayor poder de influencia. Esto se debe a que se constituyen como las más numerosas y representativas en el sector empresarial, así como las que más capacidad de incidencia poseen.
Por tanto, tal y como aparece en el documento de la Agenda 2030 los cuatro compromisos que el sector empresarial debe impulsar son:
Si se quieren alcanzar los ODS y, por tanto, la sostenibilidad; las empresas deben convertirse en agentes proactivos que contribuyan a ello. Estas, especialmente las pymes, juegan un papel crucial, y su capacidad de influencia supera las expectativas. Asimismo, está demostrado que una Responsabilidad Social Corporativa (RSC) basada en la Agenda 2030 beneficia a la empresa y mejora su imagen de marca. Por ello podrían beneficiarse notablemente al sumarse al cambio.