Avenida de la Industria, 22, El Viso de San Juan, Toledo
La superficie de cultivo en España se mantiene generalmente estable en 2022. Los datos provisionales de la ESYRCE (Encuesta sobre Superficies Y Rendimientos Cultivos) muestran una superficie destinada a cultivos de 16.830.738 hectáreas un 0,42% menos que el año anterior.
Esta área de tierra supone un 33,26% del total de la superficie geográfica, que alcanza las 50.597.715 hectáreas. Del total de la extensión de cultivo, 11.309.265 ha se dedican a tierra arable, 5.375.463 hectáreas, son de cultivos leñosos y 146.011 hectáreas corresponden a otras tierras de cultivo.
Dentro de la tierra arable; los cultivos herbáceos y de barbechos han sufrido descensos provocados por la ausencia de cereales y hortalizas. Los cereales en general, excepto el trigo han visto reducido su cantidad en un 3,64% y a esto hay que añadirle la severa sequía que ha hecho que se reduzca además la superficie de arroz y maíz. El mayor aumento en plantación viene de cultivos industriales con un 22%, en el último año debido fundamentalmente a la mayor superficie de girasol y colza subiendo en más de 200.000 hectáreas. También los tubérculos, superan su anterior superficie un 10,61% esto supone más de 5.000 ha de superficie extra.
No obstante, se ha experimentado un aumento de la extensión de la tierra para leguminosas grano. Destacando así las lentejas, yeros y judías secas, seguidas por los guisantes secos, y la veza grano.
En cuanto a los cultivos de regadío, debido a la subyacente sequía, provoca que haya concretamente 25.000 hectáreas menos de superficie para el tomate, la remolacha azucarera y el algodón.
A continuación, siguiendo con los cultivos leñosos se ha dado un aumento total del 0,27% de manera sucesiva, excepto el viñedo y el olivar que decrementan ligeramente, junto con la uva de vino y la aceituna y otros leñosos.
Los frutales no cítricos ascienden en conjunto, distinguiendo el almendro y el pistacho, y a los que se le suman, el melocotonero, y aguacate. Y en los cítricos se incrementan las tierras dedicadas al limonero y al naranjo.
Por otra parte, cabe mencionar la importancia y la inversión en plantas desaladoras. La importancia de estas reside en que el frágil balance hídrico, el cambio climático y la insostenibilidad de nuestros acuíferos han provocado que la desalación sea una importante alternativa para obtener recursos hídricos añadidos, cubriendo así el abastecimiento necesario de la agricultura. Esta financiación, principalmente ha convertido a España en una de las potencias mundiales en desalación tanto en uso, innovación y tecnología aplicada. Cómo generalmente el agua del planeta es salada, y sólo un 3% es dulce, de la que únicamente el 1% sirve para el uso humano, hace que surjan las desaladoras y que se presenten como una tecnología que puede garantizar el suministro del preciado recurso, como es el agua a millones de personas en todo el mundo.
Finalmente resaltamos, que es una nueva fuente de suministros de agua, y gracias al avance de la tecnología actualmente, pueden acceder y contribuir de manera importante a resolver problemas tanto de escasez como de mala calidad de las aguas disponibles. Asimismo otra de sus ventajas, es que permiten abastecer islas donde los recursos propios son insuficientes para mantener a su población (Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro).