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Al igual que ocurre con los humanos, el amianto afecta a la salud de los animales. Por ejemplo, los perros a menudo suelen estar expuestos a este material al estar cerca de casas viejas o que están siendo reparadas que, teniendo en cuenta el amianto fue potencialmente utilizado en la construcción como material aislante, posiblemente posean asbesto.
A pesar de que el amianto fuese prohibido en España en el año 2002, nunca se ha llevado a cabo un plan de desamiantado en España, por lo que dicho material sigue presente en numerosos lugares. Esto provoca que muchas personas decidan retirarlo sin la autorización necesaria y sin las medidas de protección adecuadas, contaminando así toda la zona y perjudicando a todo aquel que se encuentre cerca, incluidos los animales.
El mayor riesgo del amianto para los animales, es el mismo que para las personas, es decir, el mesotelioma, que es un tumor difuso maligno del mesotelio que puede afectar a la pleura, es decir, afecta al revestimiento de los órganos del tórax y el abdomen. Algunos de los síntomas que pueden presentar en estos casos son:
Por su parte, los signos del cáncer de pulmón en animales no son tan diferentes a los que provoca el mesotelioma. Ambas enfermedades proporcionan una esperanza de vida corta a estos tras ser diagnosticados debido a que, en el caso del mesotelioma, se trata de tumores invasivos que se diseminan por todo el cuerpo, por lo que no es posible extirparlos.
Asimismo, para determinar los daños de las fibras de amianto en personas humanas, previamente se realizaron estudios experimentales con animales. Con ello, se consigue encontrar tratamientos adecuados para las personas que contraigan este tipo de enfermedades. Uno de los resultados más llamativos de estos estudios es el hecho de que aquellos animales que recibieron dosis muy altas de asbesto no exhibieron tasas de mortalidad de cáncer más altas, exceptuando en el caso de las ratas que presentaron más tumores no fatales. Con respecto a las personas y animales nonatos, los estudios demuestran que el amianto no causa daños a estos durante la gestación, ni a través de la placenta ni de la leche materna.
Por tanto, los humanos no somos los únicos afectados por la exposición al amianto, sino que este material y las fibras que lo componen perjudican, también, a los animales y al medioambiente. Es por ello que la retirada del amianto se hace cada vez más necesaria, siempre y cuando se haga de la manera correcta, con las homologaciones necesarias y las protecciones adecuadas.